A LA DOCENCIA UNIVERSITARIA – 11/09/24

En un tiempo de recesión extrema, donde además se han marcado nítidamente los polos éticos de la actitud social frente al otro, en la docencia universitaria vuelve a tener un alto valor sostener la tarea de la educación pública en medio de un ajuste que ha conducido a una gran masa de trabajadores universitarios a percibir salarios de pobreza. Desde el rol que me toca me siento orgulloso y agradecido de haber estado acompañado por otros compañeros quienes han puesto su tiempo, su energía y sus pensamientos al servicio de la lucha que ha significado seguir enseñando en las condiciones presentes.

En esta época, en la que el individualismo y el sálvese quien pueda se quiere vestir, cada tanto, de libertad, vuelvo la mirada hacia aquellos docentes que están convencidos que las puertas de la educación no pueden cerrarse y abrirse solamente en función del bolsillo del usuario, y que ninguna apuesta de desarrollo social saludable es posible si algunos, y cada vez muchos más quedan excluídos de las oportunidades y los derechos más básicos, mientras en la punta de la pirámide algunos pocos, y cada vez menos, gozan de privilegios sociales y económicos desmedidos.

Vuelve a ser prioridad en la agenda personal y colectiva de quienes estamos decididos a construir educación, tanto para el que llega a la escuela en su auto personal como para el que a veces no llega, porque no le alcanza para el colectivo, pensar cómo incidir organizadamente para seguir alcanzando a quienes a veces no vienen, y más, por qué no, llegar a quienes no vienen nunca porque ven un imposible social en la carrera de la educación universitaria.

No se trata ya en estos tiempos de las conocidas formas de caridad o altruismo individual, porque para eso siempre hay lugar, sino de estar a la altura de los tiempos, y encontrar cómo responder a lo que nos piden, habiendo ya ha transcurrido un siglo de experimentación de dos modelos de organización social antagónicos en el mundo, se vuelve ridículo escuchar pretensiones de volver hegemónico uno de ellos nuevamente. Ya no se trata de que reine un modelo y la destrucción de otro, porque la historia y la vida en la tierra ha demostrado que el hombre es capaz de alcanzar las mismas cosas de una u otra forma, pero claramente con costos y restos diferentes. Se trata entonces de superar los puntos débiles, de mejorar, de hacer mejores organizaciones sociales y humanas. El pensamiento universitario es actor clave en este debate y lucha.

Será importante entonces, estar atentos a los intentos, a los pequeños empujes, individuales o grupales, por más pequeños que sean, de crear formas para enfrentar y resistir a la animalidad cultural de los restos del capitalismo y hacer colectivamente una alternativa social, política, cultural y tecnológica más humana, con aquellos que con sensibilidad y esperanza todavía se animan a pensar que es posible.

Con el compromiso puesto en que nuestra cumbre siga siendo hacia abajo, pensando y haciendo, haciendo más y mejor, y haciendo con otros, saludo a toda la docencia universitaria, y especialmente a quienes en este tiempo de sufrimiento y crisis económica han renovado la alegría de encontrarnos para seguir generando aulas!

ALBERTO O. CARAM
SEC. ADJUNTO GDIUNT

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